domingo, 2 de enero de 2011

La inclusa de Madrid

Piedad Moreno. ABC de la Mujer. Día tres de junio de 1977. (Fotos: T. Naranjo).
Copiado P. ESPINA PÉREZ


UN LENGUAJE ESPECIAL

Después, y ya en la sala de los mayores, hasta los tres años, observamos como se apiñan, cuando nosotros entramos, en torno a la enfermera y auxiliares que les cuidan. Las palabras madre y padre son frecuentes en el lenguaje de estos niños. Más bien diría que se ha vuelto una especial obsesión para ellos. La asistenta social nos diría después como los más afortunados, aquellos cuyas madres vienen a buscarlos para pasar en su compañía el fin de semana, a la vuelta presumen ante los demás de su mamá y de los juguetes y cariño que les han dado. También nos hablaría de que la inclinación hacia cualquier hombre, que penetre en su ambiente es inmediata y como la palabra papá brota enseguida de sus labios. Es la réplica lógica de unos pequeños que ven pasar su primera infancia en la compañía exclusiva de mujeres.

En el piso superior viven 27 madres que cuidan de sus verdaderos hijos. Se trata, en su mayoría de mujeres solteras que en su embarazo recurrieron en busca de ayuda al Instituto.
Muchas dieron a luz en la maternidad de la Diputación y después, se ingresaron con los recién nacidos en el centro. Allí tienen la posibilidad de pasar tres años con sus hijos, a la vez que realizan labores de limpieza y de cuidados para todos los demás acogidos.

Por su trabajo, además de su manutención y la del niño, reciben un sueldo de 3.000 pesetas, que pueden verse aumentadas en otras 2.500 por buen comportamiento, al cabo de los tres años, edad límite en que el niño puede permanecer en el Instituto, ellas pueden elegir entre comenzar una vida normal trabajando y viviendo en su casa con su hijo o dejar que éste pase al centro escolar, en donde seguirá sus estudios. Con este régimen se ha conseguido que el niño pueda disfrutar de su madre en los momentos en que le es más necesaria por lactancia y afecto, a la vez que a la mujer se le da la opción de reemprender su vida sin agobios.



EL TORNO YA NO EXISTE

Pero, por desgracia, estos casos son poco frecuentes, y la madre en estas circunstancias, prefiere abandonar al hijo que le va a provocar grandes problemas, tanto económicos como de rechazo, por parte de la sociedad que la rodea. Pero… ¿cómo se efectúa el abandono? Casi todos hemos oído alguna vez hablar del torno al que la madre accedía en el más completo anonimato y tras el que una monja recibía al pequeño. También recordamos la imagen del recién nacido abandonado a la puerta de la Inclusa sin ningún dato o a veces con alguna señal que facilitara posteriormente su identificación. Nada de esto existe ya.

El torno dejó de usarse cuando la sede de la institución se trasladó de la antigua Inclusa de la calle de Mesón de Paredes a su actual ubicación, en la calle de O’Donnell. Hoy la madre que llega al Instituto con la intención de abandonar a su hijo es recibida por una monja de ochenta y seis años que lleva dedicados cincuenta y siete años a este cometido. Su nombre lo silencio porque ella misma me pidió que lo hiciera. Aella llegan continuamente muchos de los antiguos acogidos para saber si puede facilitarles algún dato, alguna pista que les oriente en la búsqueda de la madre que siempre les ignoró, en sus archivos, muchas veces no hay respuesta, pero siempre tiene alguna palabra de consuelo. En su larga etapa de recuerdos esta es la época en que tiene menos trabajo. Hubo años en que el número de niños acogidos era de 1.200 y el ritmo de abandonos alarmante.

UN PEQUEÑO HISTORIAL

Su cometido, además de recoger al niño, consiste en averiguar de la madre cuantos datos pueda sobre el hijo: cómo ha sido el embarazo, el parto, detalles sobre consanguinidad y enfermedades de los padres, alimentación, vacunación… etc. Son datos que ayudarán al niño y facilitarán la labor de los médicos, que le atienden. No se obliga a la madre a que diga su nombre ni se le recrimina su actitud: sólo se la ruega este pequeño historial, y aun a eso se niegan muchas de ellas dejando al niño como si se tratara de un paquete.

Antes se procuraba que las madres recapacitaran sobre el abandono; pero hoy, sabiendo la larga lista de matrimonios que desean ese niño, no se hace porque quizá así se esté labrando una mayor felicidad para él. Es frecuente, por otra parte, que exista un triste caso de “clientela” respecto a la Institución por parte de ciertas madres que han llevado allí dos, tres y hasta siete hijos. Pero no todo es despreocupación. En la mente de la hermana que recoge a los niños hay casos de madres agobiadas que renunciaron con auténtica pena a sus hijos para darles la oportunidad de una vida más feliz. En su larga función ha aprendido a distinguir la psicología de las mujeres que llegan a ella y sabe a que abandonos obliga la necesidad y a cuáles el egoísmo.

Otras madres, por el contrario, dejan la filiación del niño, dónde fue registrado etcétera... y, después se marchan. Tenemos, por tanto, dos clases de niños abandonados: los que tienen antecedentes y los sin datos. A, estos últimos, y después de un reconocimiento médico, se les adjudica un nombre y un apellido dentro de los quince días siguientes. El apellido, supuesto, naturalmente, se suele escoger entre los más corrientes. También se les adjudican unos padres supuestos y una edad. Después, y en cuanto el niño haya cumplido los trámites jurídicos y médicos, es adjudicado a un matrimonio. Transcurridos seis meses sin que nadie lo reclame, será adoptado. También el niño con datos accede a un nuevo hogar cuando se ha cumplido el plazo legal sin que nadie se interese por él. Ambos son, por tanto, vecinos provisionales del Instituto.

RETRASOS MOTORES Y DEL LÉXICO

Así, pues, los qué componen la verdadera población del centro son los niños que tienen padres o familiares que se ocupan periódicamente y con cariño de ellos y aquellos otros —los más desafortunados y la mayoría— para los que el edificio es su único hogar y sus cuidadores su única familia. También estos pequeños tienen padres: pero para lo únicoque éstos les sirven es para condenarles a una vida de internamiento, a una psicología de incluserismo. Pasan sus fines de semana y sus vacaciones entre las mismas paredes desde las que han visto salir a sus compañeros. Esto les vuelve huraños, retraídos y caprichosos, ya que éste es, el único recurso que tiene para llamar la atención y el cariño de la persona mayor próxima.

Su problema de carencia de afecto impide en muchos casos un desarrollo normal de la inteligencia y las fuerzas motoras de su cuerpo. Tardan más en andar, en hablar, y los retrasos en léxico son abundantes. Por fin se vuelven algo tan difícil de explicar para una familia normal como son los niños amargos.



Después de los tres años de estar acogidos en el Instituto, durante los cuales las visitas de sus familiares han sido las estrictamente justas para que no les quiten su tutela, pasan al centro escolar, en donde seguirán estudiando hasta completar su educación, si es niña, o desde donde irá al Colegio de San Fernando si se trata de un muchacho. De esta forma la madre a quien su hijo no le ha dado ningún problema —enfermedad, economía, falta de libertad— tienen, al cabo del tiempo, una persona que les ayudará en los últimos años de su vida. Atrás quedarán los años del internamiento al que le ha condenado.

Estos problemas de estancamiento son provocados no solamente por madres solteras, sino también por separados o viudos. Al servicio de la asistencia social del centro llegan toda clase de casos. Una de las responsables del mismo me habla del caso de las mujeres embarazadas que llegan allí en busca de ayuda. La mayoría trabajan como empleadas del servicio doméstico y la carga que significa su estado de gravidez es gravísima, ya que no encuentran trabajo, a la vez que se ven rechazadas por sus familias. No existe un centro donde acogerlas durante ese periodo, pero se las orienta y se las presta atención médica.

Incluso pueden dar a luz gratis en la Maternidad de la Diputación.

Después del parto pueden elegir quedarse internadas en el Instituto con sus hijos. Si no lo hacen se les pide que tomen una decisión lo más rápida posible sobre el futuro de su hijo.
Sin embargo, muchas de ellas, aún indecisas y en espera de que el padre del niño se decida a contraer matrimonio, lo depositan allí con datos, casi nunca sus esperanzas tienen éxito, por lo que por fin lo abandonan: pero ya cuando el niño tiene un año o año y medio, lo que supone un trauma para él, o lo dejan en la situación de estancamiento que explicábamos.

Si el niño se queda acogido se exige a las madres que vivan en Madrid, que saquen a los niños el fin de semana, y no se admiten visitas más que si el pequeño se encuentra enfermo. Se ha solucionado así el caso de la madre que venía media hora a ver al niño y así se consideraba que había cumplido para otros seis meses. Tampoco se aceptan como válidas las llamadas telefónicas.

Esta, pues, es la situación en que se encuentra el problema del abandono y la adopción de niños. Muchos pequeños siguen sufriendo el pecado no cometido de haber nacido cuando sus padres no los deseaban. La sociedad, la irresponsabilidad y el egoísmo decretaron su destino aun antes de que naciera.

2 comentarios:

  1. Soy una antigua alumna de las Hijas de la Caridad, a ellas les debo mi educación y quiero transmitírles a todos los miembros de mi familia todos los valores que ellas me transmitieron,yo conocí el torno donde las madres dejaban a los niños abandonados. ¿Cuántas de esas madres han salido en la tele?. Conozco un niño de esos que hoy es decano de la universidad ojalá se presente.
    Donde están los demás miembros de aquella clínica que se les juzgue igual.

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  2. Anonimo, con todos mis respetos, usted debio ser un privilegiado de la hipocresia de la Iglesia. La 'educacion' a la que usted se refiere, era simplemente non-existente. Contrariamente, las Hijas de la Caridad que regentaban los horrorosos lugares donde los primeros 16 anos de mi vida se me encerro, no solamente llevan de caridad el nombre, sino que ademas de ser la crueldad personificada, se permitieron la osadia de entregarme a una 'sra'. que supuestamente habia fallecido 16 anos despues de mi nacimiento y ademas de no exigirsela documentacion acreditativa que demostrara quien ese bicho era, sino que ademas y por ordenes de la impostora que no es otra cosa que una impostora, llevaron a cabo los castigos fisicos y sicologicos mas brutales que una persona pueda imaginar y se 'olvidaron' de que mis internamientos no habian en ningun momento registrados. Es mas, cambiaron mis apellidos como les parecio, registrando a su vez que no habia nacido.

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