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OBSERVADORES
por David Posada Menéndez - Desde España
Varias instituciones españolas inician, tímidamente, la investigación de robos de bebés y niños durante la dictadura de Francisco Franco. Lo que comenzó como parte de una operación de exterminio político en las cárceles femeninas de postguerra, acabó convirtiéndose en una red mafiosa que se extendería hasta los primeros años de la democracia. Se estima que el número de víctimas podría alcanzar hasta los 300 mil menores.
En los últimos meses de 2010 se dieron los primeros pasos para investigar el robo de niños durante la dictadura del general Francisco Franco en España. Después de décadas de silencio y de varios años de infructuosas denuncias públicas, el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid da a conocer que está realizando un estudio estadístico sobre los fallecimientos de bebés que se produjeron en la Maternidad de O’Donnell entre 1961 y 1971, muchos de los cuales podrían ser falsos. El fin es “ponerlo a disposición” de aquellos que crean que sus familiares pudieron ser robados y adoptados por otras familias.
Asimismo, el Fiscal-Jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, ya en el mes de Noviembre, solicitó al Ministerio de Justicia la creación de una oficina de atención a las víctimas en la que se coordinen las actuaciones en todos los casos. La plataforma que aúna a los afectados por estos robos de niños pretende que sea la Audiencia Nacional quien investigue los hechos, pero un problema de competencias, el debate sobre la posible prescripción de los delitos y la Ley de Memoria Histórica vigente suponen un obstáculo para su investigación penal.
El caso comenzó su devenir por los tribunales españoles de la mano del juez Baltasar Garzón, dentro de la causa por él iniciada para investigar los crímenes del franquismo. Un problema añadido en este caso es el hecho de que se entremezclan dos motivaciones: primero, una ideológica, de exterminio de una facción política, y segundo, una trama mafiosa que extendería su vida hasta los años 80.
LOS ROBOS DE POSTGUERRA
“Yo sé que lo parí. Se lo llevaron para bautizarlo, pero no me lo devolvieron. No lo volví a ver más. Supongo que un matrimonio que no tuviera hijos se lo quedó, pero a mi no me pidieron permiso”. Este es el estremecedor relato que la ya fallecida Emilia Girón, presa y torturada por ser hermana del guerrillero Manuel Girón, “El León del Bierzo”, hizo para el documental “Los Niños Perdidos del Franquismo”.
La España de postguerra es un país sumido en uno de los episodios más negros de su historia, donde las cárceles están atestadas de milicianos defensores de la legalidad republicana. Los avances que la II República trajo para la mujer española la convirtieron en una protagonista más de su historia pero, tras la victoria fascista, fue devuelta al ostracismo. Un olvido que tiene su imagen más esclarecedora en las cárceles femeninas, donde a las vejaciones habituales por motivos políticos, se les añade el castigo al atrevimiento de elevarse sobre el papel sumiso que la nueva España de Franco tenía reservado a las mujeres.
En estas cárceles comenzó el operativo franquista para cortar los hilos de la generación republicana con sus hijos, en un intento por eliminar a futuros opositores y convertirlos en fieles adeptos al régimen a partir del adoctrinamiento desde la cuna. Así es que los casos de bebés sustraídos no son pocos.
En prisión, junto con sus madres, entraron muchos niños, de los cuales nunca se ha tenido registro. En el caso de embarazadas era bastante común que tras el parto se comunicara a la reclusa que su hijo había muerto. Y si éstas estaban condenadas a muerte, eran ejecutadas inmediatamente después de dar a luz. La gran mayoría de estos pequeños jamás acababan en manos de sus familiares, sino en una institución llamada Auxilio Social.
En las manos del Auxilio Social también caían los niños reclamados por España al extranjero, en una operación de propaganda política. Durante la guerra civil muchas familias republicanas se vieron obligadas a poner a salvo sus hijos enviándolos fuera del país, especialmente a Francia y a la Unión Soviética. Con la colaboración de las Francia y Bélgica ocupadas, se calcula que retornaron a España más de 20 mil niños de los 32 mil que fueron evacuados a estos países. Muchos de los familiares de estos niños fueron dados por desaparecidos, por lo que el Estado se hizo cargo de ellos.
A principios de los años 40, Franco creó el marco jurídico para legalizar los robos. En 1940 la ley permitía a las reclusas permanecer con sus hijos hasta que estos alcanzaran la edad de 3 años, tras lo cual pasaban a manos del Estado. Al año siguiente legisló sobre los niños abandonados, donde el Estado se haría cargo de “los niños que los rojos obligaron a salir de España”. Estas disposiciones permitían “que los padres de los niños que ingresaban en el Auxilio Social perdieran la patria potestad, que pasaba al Estado” y “el cambio de apellidos siempre y cuando la familia adoptante fuera profundamente católica y adicta al régimen”, asegura el historiador Ricard Vinyes.
EUGENESIA DE LA HISPANIDAD
El corpus teórico de esta operación, en la línea de las aberraciones del III Reich, era ofrecido por el psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera, Jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares. Según sus teorías, expuestas en obras como “Eugenesia de la Hispanidad y Regeneración de la Raza”, se comprueba “la inferioridad mental de los partidarios de la igualdad social y política (…). La perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores”.
En su obra también hace gala de su misoginia, asegurando que “cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer (…) entonces se despierta en el sexo femenino el instinto de crueldad (…) que no queda satisfecha con la ejecución del crimen sino que aumenta durante su comisión”.
Vallejo-Nájera concluye que “el marxismo es una enfermedad y en nuestras manos está en gran parte su tratamiento”, el cual consistió, en parte, en arrancar a la nueva generación de españoles de las manos de sus madres republicanas para educarla bajo la doctrina del nuevo Estado que acababa de nacer.
LA MAFIA DE LAS MATERNIDADES
Lo que empezó siendo parte de una operación de exterminio de una tendencia política en las cárceles de postguerra, se extendió y generalizó por diversas maternidades hasta los años 80. Acabó por convertirse en un lucrativo negocio de compra-venta de recién nacidos, en el que estaban implicados abogados, religiosos, médicos y personas vinculadas al aparato del Estado franquista que legalizaban las adopciones.
Según el informe del sociólogo Francisco González de Tena, presentado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), la trama consistía en retirar bebés perfectamente sanos a sus madres con motivo de llevarlos a las incubadoras. Poco tiempo después, un cura o monja comunicaba a la familia su muerte, sin que los padres vieran los cuerpos. El miedo a la Iglesia y al Estado dictatorial concluía la operación, evitando cualquier tipo de denuncia.
Al mismo tiempo, en otra habitación, otra mujer, que ha ingresado fingiendo un embarazo, espera a que le entreguen el bebé por el cual ha pagado una significativa cantidad. Según las investigaciones de varios de los afectados, a mediados de los años 70 el precio rondaría las 200 mil pesetas, que a precios actualizados de hoy serían en torno a los 16 mil dólares.
Uno de los datos más macabros los arroja la Clínica San Ramón en la cual, según publicó la revista española “Interviú” en varios reportajes sobre la trama ya en el año 1982, dispondrían del cadáver de un recién nacido congelado. Su fin, presuntamente, sería mostrarlo en el caso de insistencia de los progenitores que están siendo objeto de robo.
Es significativo también el caso de la Maternidad de O’Donnell de Madrid donde, según publica el periódico español “Diagonal”, en sus registros, consta que el 18 de enero de 1964 fallecieron hasta 7 bebés con un mismo diagnóstico: otitis. Sin embargo, según el estudio de González de Tena, no hay documentado ni un solo caso de muerte por otitis en dicho año.
El informe señala casos similares en Bilbao, vinculados a la ya fallecida Mercedes de Grass, a la cual llegaban variadas peticiones de adopción desde toda la geografía española. Según parece, de 1965 a 1980, y con menor actividad incluso hasta 1995, la ciudad vasca fue sede de una red de viviendas donde se alojaban mujeres embarazadas en situación de peligro social, a las cuales se les sustraía su bebé.
Estamos ante otro episodio oscuro de la historia de España que, debido al silencio y a la falta de investigación, aún solo comenzamos a conocer. En total, los investigadores estiman que podríamos estar hablando de más de 300 mil niños a los que, por motivos políticos o económicos, han pisoteado su derecho a la identidad. Una trama que sólo ha podido ser posible gracias a la colaboración del Estado y la Iglesia, dos de los pilares de los casi 40 años de dictadura en España.
El caso comenzó su devenir por los tribunales españoles de la mano del juez Baltasar Garzón, dentro de la causa por él iniciada para investigar los crímenes del franquismo. Un problema añadido en este caso es el hecho de que se entremezclan dos motivaciones: primero, una ideológica, de exterminio de una facción política, y segundo, una trama mafiosa que extendería su vida hasta los años 80.
LOS ROBOS DE POSTGUERRA
“Yo sé que lo parí. Se lo llevaron para bautizarlo, pero no me lo devolvieron. No lo volví a ver más. Supongo que un matrimonio que no tuviera hijos se lo quedó, pero a mi no me pidieron permiso”. Este es el estremecedor relato que la ya fallecida Emilia Girón, presa y torturada por ser hermana del guerrillero Manuel Girón, “El León del Bierzo”, hizo para el documental “Los Niños Perdidos del Franquismo”.
La España de postguerra es un país sumido en uno de los episodios más negros de su historia, donde las cárceles están atestadas de milicianos defensores de la legalidad republicana. Los avances que la II República trajo para la mujer española la convirtieron en una protagonista más de su historia pero, tras la victoria fascista, fue devuelta al ostracismo. Un olvido que tiene su imagen más esclarecedora en las cárceles femeninas, donde a las vejaciones habituales por motivos políticos, se les añade el castigo al atrevimiento de elevarse sobre el papel sumiso que la nueva España de Franco tenía reservado a las mujeres.
En estas cárceles comenzó el operativo franquista para cortar los hilos de la generación republicana con sus hijos, en un intento por eliminar a futuros opositores y convertirlos en fieles adeptos al régimen a partir del adoctrinamiento desde la cuna. Así es que los casos de bebés sustraídos no son pocos.
En prisión, junto con sus madres, entraron muchos niños, de los cuales nunca se ha tenido registro. En el caso de embarazadas era bastante común que tras el parto se comunicara a la reclusa que su hijo había muerto. Y si éstas estaban condenadas a muerte, eran ejecutadas inmediatamente después de dar a luz. La gran mayoría de estos pequeños jamás acababan en manos de sus familiares, sino en una institución llamada Auxilio Social.
En las manos del Auxilio Social también caían los niños reclamados por España al extranjero, en una operación de propaganda política. Durante la guerra civil muchas familias republicanas se vieron obligadas a poner a salvo sus hijos enviándolos fuera del país, especialmente a Francia y a la Unión Soviética. Con la colaboración de las Francia y Bélgica ocupadas, se calcula que retornaron a España más de 20 mil niños de los 32 mil que fueron evacuados a estos países. Muchos de los familiares de estos niños fueron dados por desaparecidos, por lo que el Estado se hizo cargo de ellos.
A principios de los años 40, Franco creó el marco jurídico para legalizar los robos. En 1940 la ley permitía a las reclusas permanecer con sus hijos hasta que estos alcanzaran la edad de 3 años, tras lo cual pasaban a manos del Estado. Al año siguiente legisló sobre los niños abandonados, donde el Estado se haría cargo de “los niños que los rojos obligaron a salir de España”. Estas disposiciones permitían “que los padres de los niños que ingresaban en el Auxilio Social perdieran la patria potestad, que pasaba al Estado” y “el cambio de apellidos siempre y cuando la familia adoptante fuera profundamente católica y adicta al régimen”, asegura el historiador Ricard Vinyes.
EUGENESIA DE LA HISPANIDAD
El corpus teórico de esta operación, en la línea de las aberraciones del III Reich, era ofrecido por el psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera, Jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares. Según sus teorías, expuestas en obras como “Eugenesia de la Hispanidad y Regeneración de la Raza”, se comprueba “la inferioridad mental de los partidarios de la igualdad social y política (…). La perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores”.
En su obra también hace gala de su misoginia, asegurando que “cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer (…) entonces se despierta en el sexo femenino el instinto de crueldad (…) que no queda satisfecha con la ejecución del crimen sino que aumenta durante su comisión”.
Vallejo-Nájera concluye que “el marxismo es una enfermedad y en nuestras manos está en gran parte su tratamiento”, el cual consistió, en parte, en arrancar a la nueva generación de españoles de las manos de sus madres republicanas para educarla bajo la doctrina del nuevo Estado que acababa de nacer.
LA MAFIA DE LAS MATERNIDADES
Lo que empezó siendo parte de una operación de exterminio de una tendencia política en las cárceles de postguerra, se extendió y generalizó por diversas maternidades hasta los años 80. Acabó por convertirse en un lucrativo negocio de compra-venta de recién nacidos, en el que estaban implicados abogados, religiosos, médicos y personas vinculadas al aparato del Estado franquista que legalizaban las adopciones.
Según el informe del sociólogo Francisco González de Tena, presentado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), la trama consistía en retirar bebés perfectamente sanos a sus madres con motivo de llevarlos a las incubadoras. Poco tiempo después, un cura o monja comunicaba a la familia su muerte, sin que los padres vieran los cuerpos. El miedo a la Iglesia y al Estado dictatorial concluía la operación, evitando cualquier tipo de denuncia.
Al mismo tiempo, en otra habitación, otra mujer, que ha ingresado fingiendo un embarazo, espera a que le entreguen el bebé por el cual ha pagado una significativa cantidad. Según las investigaciones de varios de los afectados, a mediados de los años 70 el precio rondaría las 200 mil pesetas, que a precios actualizados de hoy serían en torno a los 16 mil dólares.
Uno de los datos más macabros los arroja la Clínica San Ramón en la cual, según publicó la revista española “Interviú” en varios reportajes sobre la trama ya en el año 1982, dispondrían del cadáver de un recién nacido congelado. Su fin, presuntamente, sería mostrarlo en el caso de insistencia de los progenitores que están siendo objeto de robo.
Es significativo también el caso de la Maternidad de O’Donnell de Madrid donde, según publica el periódico español “Diagonal”, en sus registros, consta que el 18 de enero de 1964 fallecieron hasta 7 bebés con un mismo diagnóstico: otitis. Sin embargo, según el estudio de González de Tena, no hay documentado ni un solo caso de muerte por otitis en dicho año.
El informe señala casos similares en Bilbao, vinculados a la ya fallecida Mercedes de Grass, a la cual llegaban variadas peticiones de adopción desde toda la geografía española. Según parece, de 1965 a 1980, y con menor actividad incluso hasta 1995, la ciudad vasca fue sede de una red de viviendas donde se alojaban mujeres embarazadas en situación de peligro social, a las cuales se les sustraía su bebé.
Estamos ante otro episodio oscuro de la historia de España que, debido al silencio y a la falta de investigación, aún solo comenzamos a conocer. En total, los investigadores estiman que podríamos estar hablando de más de 300 mil niños a los que, por motivos políticos o económicos, han pisoteado su derecho a la identidad. Una trama que sólo ha podido ser posible gracias a la colaboración del Estado y la Iglesia, dos de los pilares de los casi 40 años de dictadura en España.
por David Posada Menéndez
Agradezco tu colaboración para poner un poco de luz en este asunto con tu información en mi blog, el tema del franquismo me interesa mucho, de hecho es casi habitual su mención en mis entradas, y cómo no, cuenta con una seguidora más.
ResponderEliminarUn abrazo
Busco al hijo biologico de mi amiga tenia 17 años cuando se quedo embarazada y fue forzada a darlo en adopcion, ella cumplio 18 años en mayo de 1978 que fue cuando entro en vigor los 18 años para la mayoria de edad , su hijo nacio en agosto de ese mismo año, no firmó absolutamente ningun papel.
ResponderEliminarPodeis ayudarme aunque sea que pasos debemos de seguir
Le agradecería si puede escribirnos a gotasdelluvia3000@yahoo.es y así podemos hablar en privado de su tema y vemos que se puede hacer.
ResponderEliminarSaludos cordiales