Parte 4.-
PROF. DR. DON ENRIQUE PARACHE GUILLÉN
Madrid, 6-7-1907 - 23-21999
Tras larga enfermedad afrontada con dignidad, en completo uso de sus facultades mentales, Enrique Parache falleció en Madrid el día 23 de febrero de 1999.
Nació en Madrid, en 1907, hijo de Félix Parache Asparó, eminente ginecólogo y Jefe de Servicio de la Maternidad Provincial de Madrid, fallecido prematuramente en accidente, y de su esposa, Enriqueta Guillén, proveniente de una familia de marinos relacionada con el ambiente francés (su padre fue largos años agregado naval en la República francesa).
Estudió el bachillerato en Madrid, en cuyo Instituto de San Isidro culminó él mismo a los catorce años de edad, fecha en que comenzó los estudios de licenciatura en la Facultad de Medicina de Madrid. Se licenció a la temprana edad de veintiún años, en 1928. Durante este tiempo fue alumno interno por oposición de la Beneficencia Provincial en Medicina Interna (Dr. Luis Castillo) y en la Maternidad Provincial de Madrid, regentada por aquel entonces por los doctores Bourkaib, Torreblanco y Félix Parache. En esta institución, bajo sus diferentes denominaciones a lo largo del tiempo (Maternidad Provincial de Madrid, Instituto Provincial de Obstetricia y Ginecología al trasladarse al nuevo edificio de la calle O''Donnell, en 1956) es donde desarrolló íntegramente su larga vida profesional. Fallecido su padre en 1931, Enrique Parache permaneció en la Maternidad de Madrid como discípulo de don José Bourkaib, al que profesó siempre respeto, reconocimiento y aprecio. Realizó lo que entonces se llamaba «ampliación de estudios», siendo de señalar los practicados en Radioterapia Ginecológica con el Prof. Ratera y en Anatomía Patológica con don Pío del Río Hortega. Buen conocedor del idioma alemán, fue «pensionado» (otra expresión propia de la época) en Alemania, donde realizó estancias largas en la Clínica Universitaria de München, regentada por el profesor Albert Döderlein, y en la de Frankfurt al cargo del profesor Ludwig Seitz.
En la Maternidad Provincial de Madrid fue médico de Guardia por concurso y Jefe Clínico por oposición. Posteriormente, y también por oposición, obtuvo la plaza de profesor de la Beneficencia con la Jefatura de uno de los tres Servicios con que contaba el Instituto. Coetáneos suyos en las Jefaturas de Servicio fueron los profesores don José Botella Llusiá y don Arcadio Sánchez López y con posterioridad Adelardo Caballero Gordo y José Antonio Clavero Núñez. Entre los años 1967 y 1977 desempeñó la plaza de Director del citado Hospital.
La Maternidad Provincial de Madrid, después Instituto Provincial de Obstetricia y Ginecología, fue durante muchos años el único hospital público, junto con Santa Cristina, que asistía los casos obstétricos de la capital y de «referencia» para al menos toda la provincia. Se llegaron a asistir 12.000 a 14.000 partos anuales, con un importante desarrollo de la Ginecología, especialmente de la operatoria ginecológica. En este ambiente, Enrique Parache, hombre profesionalmente metódico, de gran capacidad de trabajo, tranquilo, desarrolló una paciente labor de formación con varios objetivos precisos.
Con depurado criterio clínico, promovió una obstetricia conservadora, cuidadosa y al mismo tiempo innovadora. Introdujo en España el fórceps de Kjelland con su maniobra original en cabeza encajada, que practicaba magistralmente. Frecuentemente, ante una situación obstétrica comprometida, era a él a quien se recurría para su solución por vía vaginal. Fue pionero en defender la incisión transversa suprapúbica para las cesáreas, incisión que practicó sistemáticamente desde 1965. En las sesiones clínicas de la época ya se preocupaba de modo singular de la mortalidad perinatal y la frecuencia de cesáreas, que no pasaba del 5%.
En operatoria ginecológica fue un defensor y excelente interpretador de la cirugía vaginal, que utilizó de modo amplio. Realizó con excelente técnica y habilidad la operación de Schauta-Stoekel-Amreich en el cáncer de cuello uterino. Fruto de la gran experiencia adquirida fue la aparición de una escuela vaginalista que aún hoy perdura y su reconocimiento como vaginalista por las escuelas centroeuropeas.
Adquirió también una amplia experiencia en el tratamiento del cáncer de vulva, mediante vulvectomía radical. Su aprendizaje como cirujano general, reforzado por la amplia experiencia de cirugía de guerra, le permitió asimismo ser un cirujano efectivo y brillante por vía abdominal. Alcanzó gran predicamento en la cirugía del cáncer de mama, adelantándose así a su época, en que la patología quirúrgica de la mama era practicada preferentemente por el cirujano general. Se interesó por la urología ginecológica, practicando con éxito y habilidad operaciones de «cabestrillo», representadas en aquel momento por la operación de Göbel-Stöckel para el tratamiento quirúrgico de la incontinencia urinaria de esfuerzo. Algunas de sus facetas profesionales fueron poco conocidas incluso para sus colaboradores cercanos: gran admirador de la mujer, feminista se podría decir con palabras actuales, se interesó vivamente por los problemas de la sexualidad femenina, por las implicaciones de las alteraciones psicosexuales en las diferentes esferas de la vida de la mujer. Estudioso de la obra de Sigmund Freud colaboró en distintos trabajos con uno de los primeros psicoanalistas españoles, su amigo Angel Garma, en diferentes temas. Coleccionó una excelente biblioteca sobre el tema de la sexualidad femenina, excepcional para su tiempo. Se preocupó intensa y activamente por la formación de sus discípulos y colaboradores. Para ello insistió «machaconamente» en la necesidad del estudio, consiguiendo en tiempos de penuria que al Instituto de Obstetricia y Ginecología llegaran las revistas punteras internacionales. Promovió la visita de sus discípulos a instituciones europeas, de donde se importaron las técnicas más modernas del momento. Así se contó con una de las primeras «secciones» dedicadas de modo selectivo al estudio y tratamiento de la esterilidad, se comenzó la práctica de la colposcopia y de la colpocitología ginecológica... Con la misma finalidad dirigió habitualmente cursos interdisciplinares para el perfeccionamiento de postgraduados en los que intervenían especialistas de primera línea, como Félix Campos, Oliver Pascual o Francisco Llavero, desarrollando temas aún hoy en vigencia como el dolor en ginecología, hepatitis y embarazo, sexualidad femenina...
Su buen hacer dio el fruto de grandes discípulos. José María Beca Figuer y León López de la Osa en los primeros tiempos. Vinieron después otros de tanta raigambre ginecológica como Manuel Beca, Joaquín Cortés, José Díaz, Antonio de Diego, Eduardo Díez Gómez, Luis Chiva, Celestino González de Chávez, Olga Herrero, Luis Lorite, Cecilio de la Morena, José María Trincado y su sobrino Jesús Varela Parache, que llegó a conocerle como nadie y le sirvió hasta el final de su vida de apoyo y referencia. Y tantos otros que han seguido sus directrices con respeto y cariño a lo largo y ancho de España.
Profundamente humano, apreció siempre al personal que trabajó a su lado, desde doña Concha, desaparecida hace muchos años, hasta Manolita Díaz o Conchita del Prado, pasando por Manolita Dorado (después excelente ginecóloga), comadronas o la instrumentista insustituible, Eloísa Chávarri, que se convirtieron con el paso del tiempo más en amistades de la familia que en relaciones exclusivamente profesionales.
Hombre poco comunicativo, pero entrañable, mantuvo excelentes relaciones con todos sus colegas, por los que fue invariablemente apreciado.
Interesado de manera muy especial por el papel de la Sociedad Ginecológica Española, impulsó y asistió asiduamente a las sesiones semanales de la Ginecológica de Madrid, de la que llegó a ser Presidente. Fue Presidente de la Sociedad Española de Ginecología desde 1961-63. Durante su presidencia realizó una activa labor de acercamiento con la Sociedad Ginecológica de Cataluña, especialmente a través de su entrañable amigo don Santiago Dexeus Font, nombrado como él mismo Presidente de la Sociedad poco después, aun no siendo ninguno de los dos Catedráticos. Facilitó la creación de la Sociedad Ginecológica de Canarias, promoviendo la organización del primer Congreso de la SEGO en este archipiélago en 1962. Fue Presidente de Honor de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Canarias.
Se relacionó intensamente con la Ginecología alemana, asistiendo como socio de número de modo sistemático a los Congresos de la Sociedad Alemana de Obstetricia y Ginecología, aun en los momentos más comprometidos y dramáticos, como fueron los celebrados en Viena en 1941 bajo la presidencia del profesor Hans Fuchs y en Karlsruhe, en 1949, presidido por Rudolph Theodor Edler von Jaschke. Con posterioridad fue nombrado Socio correspondiente y Socio de Honor de dicha sociedad. Mantuvo amistad personal y relaciones profesionales con muchos de los grandes especialistas de la época. Los profesores H. Martius, H. Runge, W. Bickenbach, E. Fauvet, H. Kirchhoff, K. J. Anselmino, H. Schwalm, Flaschkamp, H. Ch. Naujoks, E. Navratil, W. Schulz y tantos otros visitaron Madrid a invitación suya y participaron en los cursos de cirugía vaginal que organizaba regularmente en la «Maternidad».
Tuvo también estrechas relaciones con la Ginecología francesa. A lo largo de muchos años colaboró con el Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid, siendo nombrado, en atención a su actividad, Caballero de la Legión de Honor. Fue Socio de Honor de la Academia de Ginecología de París.
Gran deportista, en su juventud practicó con asiduidad el «rugby», el hockey sobre hielo, fue un buen jinete y esencialmente un buen esquiador, llegando a ser subcampeón de España y venciendo en la primera carrera de esquíes celebrada en Sierra Nevada en 1925. Casado en 1937 con Venancia Hernández Pla, gran conocedora y aficionada a los toros, de familia ganadera, entró de lleno, dentro de lo que le permitía su gran pasión que fue la Ginecología, en esta actividad, creando una ganadería de reses bravas que aún perdura.
Ésta es, sucintamente referida, la vida de un hombre bueno y recto, excelente profesional, hijo, esposo, padre y amigo ejemplar, cuya pasión fue la Ginecología. Empezó su actividad en la Maternidad Provincial de Madrid en 1924, se jubiló en la misma institución en 1977, a los setenta años, continuó su ejercicio privado hasta 1989, cuando a los ochenta y dos años dejó definitivamente la profesión. Su desaparición ha coincidido por azar o por destino con la del Instituto Provincial de Obstetricia y Ginecología, donde pasó su entera vida profesional. Descanse en paz
martes, 21 de diciembre de 2010
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Ese es el despicable doctor que de acuerdo a la informacion telefonica dada por su hijo, ginecologo tambien, se permitio la osadia de destruir mi registro de nacimiento y creo con la ayuda del Estado, un registro que es para llorar. Bastards!
ResponderEliminarPues te jodes, difamador de mierda.
EliminarDurante su presidencia nacimos niños que podían pasar de mano en mano libremente. Yo si conseguí mi registro, de poco vale, los nombres sencillos se rellenaron "a efectos identificativos"
ResponderEliminarMaría López López
Cuanta infamia rodea a estas personas a la vez tan grandes y tan miserables
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